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viernes, 1 de agosto de 2014

Corazón de Naamán. 2 Reyes 5.

Naamán era un hombre de mucho prestigio un militar de alto rango con una apariencia de poder. Era admirado por muchos por su valentía en extremos. Pero que debajo de ese uniforme y de esa apariencia sufría un gran mal…… ¡Era leproso! 
¡Si!... sufría de una enfermedad que representaba vergüenza y gran rechazo de parte de la sociedad. V 1 “Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.
Muchas personas hoy en día sufren de la misma enfermedad. Por fuera parecen muy grandes y distinguidos pero su corazón está lleno de lepra. Es decir tienen envidia, orgullo, falta de perdón. Etc.
Como salir de esa lepra que muchas veces nos alejan de los demás.
1. Rogar, clamar. V 3 “Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.” Dios quiere que reconozcamos nuestra debilidad y clamemos al que puede sanar nuestra alma y nuestro cuerpo. Jeremías 33: 3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
2. Aceptar que no todo lo compra el dinero. V 5 “Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.
3. Dar la Gloria a Dios. V 6-7 “Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando  lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.” hay personas que les es tan fácil darle la gloria a los hombres, pero les es tan difícil  darle la gloria a Dios.
4. Ser Humilde delante de Dios y de los demás. V 9-11 “Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.
10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.” Naamán se creía mucho más que los demás y le costaba pedir un favor a otras personas. No importa cuán grande sea tu posición que nunca se te olvide decir: buenos días, gracia, por favor. Etc.
5. No creerse más que los demás. V 12 “Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.” el creerse más que los demás hace que las personas nos desprecien y no quieran estar con nosotros.
6. Ser obediente a la voz de Dios. No siempre estaremos en posición de mandar en alguna ocasión tendremos que obedecer. Demostrando de esta forma que el que quiere mandar primero debe aprender a obedecer. V 14 “El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
7. Reconocer que Jehová es el único Dios sobre la tierra que tiene poder para dar o quitar la vida. V 17 “Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová.
Era necesario que se sumergiera siete veces. Cada vez que se sumergía era limpio de algo que tenía en su corazón y que se reflejaba en su piel en forma de lepra.
¿Cuantas veces tú y yo tendremos que sumergirnos en el rio de la obediencia y de la palabra para que nuestra alma sea sana?
Nuestra piel es el reflejo de lo que tenemos en nuestra alma o de las enfermedades que podemos tener en nuestro interior. En el rostro de una persona se puede ver si está enferma o está sana. Si quieres embellecer tu rostro primero embellece tu alma y tu corazón.